En el post de hoy, en Ahorraentuluz queremos hablaros de la situación actual alrededor de la frenética subida de los precios de la electricidad. ¿Cuáles han sido los motivos? ¿Seguirán subiendo en 2022? ¿Qué soluciones se plantean?
El año 2021, con permiso del Covid-19, será recordado por los precios históricos de la electricidad. Inmersos ya en el curso 2022 es importante que nos hagamos algunas preguntas sobre nuestra actual situación en temas energéticos. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Continuará en 2022 está carrera ascendente? ¿Cómo se puede poner freno al alza de los precios de la electricidad?
La electricidad se convierte en el caballo de batalla de un panorama político que juega con la electricidad como argumento o contraargumento de unos y otros, provocando que el megawatio/hora abra informativos y sea el principal tema de tertulias. No obstante, los productos de primera necesidad, como algunos alimenticios, y la gasolina, se han encarecido significativamente y no tienen el mismo protagonismo.
El gas supone entre el 60% y el 80% del coste de generar electricidad.
¿Cuál es el motivo del aumento del precio? El gas. Si el gas. Este supone entre el 60% y el 80% del coste de generar electricidad. Este ha subido con motivo de la reducción de la producción y las inversiones por el parón de la demanda en marzo de 2020. A ello se sumó un invierno y una primavera fríos en 2021 que redujeron las reservas almacenadas en Europa. Además, China ha trasladado parte del consumo del carbón hacia el gas; Rusia frenó las ventas de gas a Europa y Estados Unidos dejó de extraer gas de esquisto durante la pandemia.
Sin embargo, el efecto de la subida de la electricidad por la subida del coste del gas no debería haber sido tan significativo sobre la tarifa de los consumidores. ¿Por qué? El peso del gas en el mix de generación de electricidad es bajo, con la producción nuclear, renovable e hidráulica aportando alrededor del 70%. ¿Entonces cuál ha sido la razón? Alrededor del 35% de los clientes (aunque solo un 12% de la demanda) sigue teniendo tarifas reguladas que, por una decisión política, están ligadas al precio del pool (en el mercado mayorista de la electricidad formado por generadores, comercializadoras y consumidores cualificados) y este se forma a través de un mercado marginalista (el precio de la unidad más cara fija el precio del sistema).
El resto de los clientes (el 65%), con contratos a largo plazo, no han visto un aumento abrupto de su tarifa, sino que ha subido de forma progresiva y en menor medida, ya que la energía que reciben procede de la producción no ligada al gas.
Por tanto, aunque sea una medida temporal, una opción para paliar la subida de watio sería desligar una gran parte del precio regulado de la electricidad del precio del pool. Otra medida, sugerida por la Comisión Europea es dar subsidios energéticos a empresas y familias con los miles de millones recaudados en impuestos por los estados.
No obstante, lo importante es el largo plazo. Y para ello es importante seguir invirtiendo en renovables y acelerar los procesos administrativos de instalación para reducir la dependencia de combustibles fósiles.
¿Y qué nos espera en este 2022? Los costes energéticos seguirán encareciendo el precio de origen. El denominado Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor, el PVPC, presente en nuestro país para casi 10,5 millones de consumidores, los que tienen un contrato de libre mercado con acuerdos con las eléctricas, no se va a modificar. Y aquellos que optan por las ofertas de las eléctricas ven como se encarece el recibo con más lentitud, pero ocurrirá lo mismo cuando lleguen las bajadas de precio, que se trasladarán con menor rapidez a la factura.
La factura seguirá ‘intervenida’ por el gobierno con IVA más bajo para amortiguar el golpe hasta abril. Por otro lado, la Comisión Europea prepara compras conjuntas de gas para abaratar la factura.